Cuba: condena a 15 años de prisión a Alan Gross
Un tribunal de La Habana condenó al empresario estadounidense a 15 años de prisión por ofrecer acceso ilegal a internet a opositores.
"Judy Gross acompañada de un abogado estadounidense."
Los tribunales cubanos condenaron el sábado a 15 años de prisión al ciudadano estadounidense Alan Gross, acusado de "actos contra la independencia nacional o la integridad territorial del Estado", según informaron los medios de prensa oficiales.
Aseguran que Gross era parte de un plan subversivo del gobierno de los Estados Unidos basado en la creación dentro de Cuba de redes de comunicación satelital que estuvieran fuera del control de las autoridades de la isla.
Según la versión de Washington, el condenado traía teléfonos y computadoras para repartir entre los judíos cubanos. Sin embargo, los lideres de la comunidad, presentes en el juicio, negaron ese tipo de relación con Gross.
En el comunicado se especifica que el condenado puede apelar la sanción ante la "Sala de delitos contra la seguridad del Estado" del Tribunal Supremo aunque tratándose de ilegalidades políticas difícilmente logrará una reducción de la pena.
Contratista manipulado
Alan Gross fue capturado en Cuba en diciembre del 2009, mientras repartía medios de comunicación satelitales, una actividad que era totalmente financiada por Washington a través de su Agencia para el Desarrollo (USAID).
Según los tribunales cubanos, las pruebas "demostraron la participación directa del contratista norteamericano en un proyecto subversivo del gobierno de los EE.UU. para tratar de destruir la Revolución" promoviendo "planes desestabilizadores".
El comunicado oficial especifica que "durante la vista del juicio oral el acusado reconoció haber sido utilizado y manipulado por la USAID, subordinada al Departamento de Estado". Con lo que de alguna manera el propio Gross confirma la acusación.
Según versiones de la prensa estadounidense, el contratista recibiría alrededor de US$ 500.000 por introducir medios de comunicación en Cuba. Los costos de los equipos, su salario y los gastos provienen de los US$ 20 millones que Washington envía cada año a la disidencia cubana.
El trabajo de Gross