S
i hiciéramos una lista de hombres y mujeres a quienes Dios ha honrado, ¿quiénes vendrían a nuestra mente? Moisés, los profetas, los apóstoles y misioneros que han dado sus vidas por el Señor. ¿Y qué de aquella mujer que entregó a su propio hijo? Su nombre fue Ana. Ana tenía un problema. Era estéril. Y te preguntaras, ¿porque Ana era estéril? “El Señor había cerrado su matriz” (1 Samuel 1:5-6). No fue un accidente de la naturaleza, Dios estaba directamente involucrado. No hay ninguna indicación que él haya causado esa esterilidad como una consecuencia de un pecado en su vida, todo lo contrario ella parece haber sido una muy buena mujer. Entonces, ¿por qué Dios cerró la matriz de Ana?