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os niños son más vulnerables a los efectos de la deshidratación que las personas adultas. No saben expresar que están sedientos y además no suelen ser conscientes de que tienen sed si se hallan entretenidos con alguna actividad. Por ello es importante conseguir que beban regularmente, principalmente agua. ¿Pero cuánto han de beber para mantenerse bien hidratados? La Organización Mundial de la Salud (OMS), la Asociación Española de Pediatría (AEP) y la Academia Americana de Pediatría (AAP) recomiendan la lactancia materna exclusiva y ‘a demanda’ durante los primeros seis meses de vida del recién venido al mundo.