El huracán Irene llegó el sábado por la noche a Nueva York, anunció el alcalde Michael Bloomberg, pidiendo a los habitantes quedarse en sus casas, mientras lluvias torrenciales se abatían sobre la Gran Manzana y soplaban vientos cada vez más fuertes.
"El borde del huracán se encuentra finalmente sobre nosotros", dijo Bloomberg en una conferencias de prensa a las 22H30 locales (02H30 GMT).
"Ya no salgan a las calles, quedense en sus casa o en los refugios", agregó el alcalde en español.
Los transportes públicos estaban suspendidos desde el mediodía, entre ellos las vitales líneas de metro que utilizan millones de personas a diario. Todos los aeropuertos de Nueva York fueron cerrados.
Las calles de la ciudad 'que nunca duerme' aparecían desiertas.
"No es una broma, su vida podría estar en peligro", había dicho Bloomberg antes a la población, recalcando a los residentes de las zonas susceptibles de inundarse que debían respetar la orden de evacuación.
Al menos ocho personas murieron en Estados Unidos en incidentes relacionados con el huracán Irene, que tocó tierra el sábado en Carolina del Norte con vientos de 140 km/h para luego dirigirse a la costa este de Estados Unidos con un poco habitual rumbo a Nueva York.
