Hay personas que hacen la historia y
sin un actor no puede haber un acto, piensan algunos. Pero otros rechazan
completamente esta idea, alegando que se le asigna mucha importancia a los
individuos cuando casi siempre lo que pasa es resultado de las circunstancias o
la suerte.
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¿Es Alan Greenspan, el hombre que
rigió la Reserva Federal de Estados Unidos de 1987 a 2006, un héroe o un
villano?
¿Steve Jobs, el santo en el que se
está convirtiendo?
¿Y un director técnico de un equipo
de fútbol?
¿Le asignamos demasiada importancia
a personalidades?
"Yo creo que sí hay una
tendencia general", dice, en conversación con el programa Análisis de la
BBC, el experto en ciencias de la conducta del Warwick Business School,
Inglaterra, Nick Chater.
¿Es Steve Jobs un santo y Bill
Gates, el creador?
En vez de reconocer todo el trabajo
que se hizo antes y al tiempo, "tendemos a pensar" -por ejemplo-
"en Bill Gates como el motor y originador de la revolución que es Windows
y la creación de las computadoras personales", señala. ¿La posible razón?
"Pienso que entre más
complicado el mundo es cada vez más importante imponer historias simples, pero
esas historias simples se van alejando de la verdad".
No sólo creamos héroes, también hay
villanos, "que supongo sirven como una especie de refugio cuando hay que
enfrentar un problema realmente masivo que nadie parece entender", comenta
la historiadora Pat Thane, del King's College London.
Ese es el caso con la crisis
económica, por ejemplo. "Se puede culpar a algún tipo de fuerzas
internacionales, pero a la gente obviamente le queda más fácil responsabilizar
a una persona o grupo, así no sea muy convincente", apunta Thane.LEER MAS.