Los beneficios de sentarnos bien.


Una postura adecuada hace maravillas.
POR: Laura Martínez - 4 de Abril de 2012
María de Marcos, experta española en ayudar a oficinistas a encontrar una buena postura, lo tiene claro: tanto o más importante que cómo sentarse, es cómo llegar a la silla. Por sencillo que parezca, lo fundamental es que dicho movimiento sea hecho correctamente.

Cuando trabajamos en una oficina o desde nuestra casa, solemos adaptarnos a una postura que abusa de determinadas zonas musculares y deja otras inactivas. Los músculos que trabajan con más frecuencia son mucho más fuertes, pero sufren de exceso. Los que no se utilizan a la larga se deforman, debido a la inactividad. Con ello se vician nuestros hábitos corporales.


Factores internos


De Marcos presta especial atención a lo que define como “factores internos”. Por ejemplo: si tus ojos van hacia arriba en exceso, ¿quién te garantiza que tu pantalla esté a la altura adecuada?


Una de las creencias más dañinas, señala De Marcos, es pensar que la postura es algo estático. Hacerse a la idea de lo que es correcto, forzar al cuerpo a acomodarse a ello (engarrotarse en la misma postura) y hacer todo lo posible por mantenerse en el sitio. Esto crea tensiones y es contraproducente.


Mitos y verdades


La especialista desmonta las creencias más populares sobre la buena postura frente a la computadora:


Mito # 1:


“El respaldo de la silla debe respetar las  curvaturas normales de la espalda y sujetar el arco lumbar”.

La silla no hace el trabajo por ti. Por ergonómico que sea, el mobiliario no evita que te colapses ante la computadora. Para contrarrestar la gravedad no sólo funciona el cuerpo, también el pensamiento: ten claro que quieres ir hacia arriba desde el suelo. La columna vertebral es tu mejor respaldo. La columna es capaz de sostener y distribuir el peso de la cabeza en lo alto del cuerpo y de aguantar tu peso en general. Ir a buscar el respaldo de la silla por defecto puede hacernos creer que no somos capaces de estar sentados sin ayuda.


Sepárate del respaldo y prueba lo siguiente:

Oscila tu cabeza para decir “sí” y “no”. El punto de giro está detrás de las orejas, hacia el interior del cráneo. Si bajas los ojos hacia el teclado, el punto de giro sigue siendo el mismo. Ese es el comienzo de la columna. Para saber hasta dónde llega la columna, siéntate sobre las manos. Esos dos huesos en punta son los isquiones. La columna llega casi hasta ellos.


El peso se reparte entre la silla y el suelo. En ningún caso se tiene que quedar retenido en el esternón (pecho hacia delante) o en la zona lumbar (espalda hundida). Si esto sucede, prueba a encontrar de nuevo los isquiones y deja que el peso baje hasta ellos, suavizando también los glúteos y las ingles.
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