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Un juzgado
de Ámsterdam condenó hoy a una pena de 18 años de cárcel y hospitalización con
terapia obligada al pederasta Robert M. por haber abusado de 67 niños de hasta
cuatro años, incluidos bebés, en dos guarderías y en domicilios donde hacía
servicios de canguro.
El
juzgado ha impuesto "una pena larga" teniendo en cuenta la
"naturaleza de los hechos, la forma refinada de planearlos y la duración
de los mismos", según la sentencia pronunciada hoy.
El juez
explicó en la lectura de la sentencia que "la actuación del acusado y la
forma en la que operaba son impactantes", ya que Robert M., nacionalizado
holandés, pero nacido en Letonia, planificaba "de forma refinada" y
con una "forma clara de pensar" los abusos de los menores.
"Los abusos de bebés desde
semanas hasta de menores de 4 años iban desde tocamientos a penetraciones
anales, bucales y vaginales que, en ocasiones, se repetían varias veces al
día", indicó el juez para ilustrar el tipo de delito cometido por el
pederasta.
A pesar de que los análisis
psicológicos concluyeron que Robert M., de 28 años, sufría de episodios de
enajenación pasajera, la terna de jueces que le ha procesado precisó que los
delitos se cometían con premeditación "rigurosa", por lo que no tuvo
en cuenta la enajenación a la hora de dictar la pena.
El pederasta se ganaba primero
la confianza de los padres de los niños de la guardería en la que trabajaba
para poder cuidar a los menores también en sus domicilios, donde llevaba
pantalones con amplios bolsillos para esconder las gelatinas que usaba durante
los abusos.
Además, estudiaba previamente
las condiciones del domicilio donde hacía de canguro y tenía en cuenta que, por
ejemplo, las cortinas fuesen gruesas, o que la cómoda para cambiar a los bebés
estuviese a una altura adecuada", según los magistrados.
La sentencia rechazó todos los
factores que podían mitigar la pena por considerarlos de menor peso respecto a
la "naturaleza de los delitos", que incluía los consejos por Internet
a otros pederastas sobre cómo abusar de menores.
Los jueces también rechazaron
el hecho de que el acusado mostrara "su arrepentimiento" una vez a la
sala del tribunal, e indicaron que ello contrastaba con "otra
actitud" mostrada previamente durante los interrogatorios policiales.
Los jueces describieron la
personalidad del acusado como la de una persona "con hiperactividad sexual
orientada hacia menores" y egoísta, que interpone sus intereses al
sufrimiento de las víctimas.
"El acusado seguía
cometiendo el abuso incluso cuando los niños lloraban", indicó el juez,
quien especificó que los vídeos que hacía el pederasta para compartir en
Internet eran considerados por el condenado como sus "obras de arte".
El pederasta escuchó durante la
mayor parte del tiempo la sentencia sin reacciones, pero lanzó un vaso de agua
al magistrado cuando éste aclaró que no tendría en cuenta factores que podían
mitigar la pena, que ha sido de dos años menos de la solicitada por la
acusación.
El marido de Robert M., Richard
O. -con el que se casó en 2004 tras conocerse en un Chat de pederastas- fue
condenado a seis años de cárcel por haber "facilitado" la comisión de
los delitos, pero le consideró inocente de los abusos en sí mismos.
La condena de ambos incluye el
delito de posesión de grandes cantidades de material fotográfico y vídeos de
pornografía infantil que distribuían entre una red de pederastas internacional,
que incluía países como Estados Unidos, Gran Bretaña, Suecia y Alemania.