Sabado 30 De Junio 2012 by Ramón Andrés Medina Taveras.
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Detectar las mentiras
es una preocupación bastante extendida entre todas las personas de las
diferentes culturas. Por supuesto, no faltan los psicólogos que se han dedicado
a establecer parámetros para detectarlas e incluso aquellos que se han centrado
en estudiar nuestra habilidad para detectar los engaños. ¿Los resultados? Somos
pésimos detectores de mentiras, incluso si éstas provienen de los más pequeños.
Un estudio muy interesante recogido en el libro: Psicología Curiosa, nos refiere que solo el
50% de nosotros somos capaces de detectar las mentiras infantiles.
Bond ha estudiado
nuestra relación con las mentiras en personas de 60 países alrededor de todo el
mundo. Uno de sus objetivos era determinar cuáles eran los criterios en los
cuales nos basamos para detectar los engaños; los tips que brindaban las
personas fueron coincidentes: 1. Las personas que mienten tienden a mover las
manos de manera exagerada; 2. Las personas mentirosas tienden a moverse
impacientemente en el sitio y, 3. Las personas suelen desviar la mirada cuando
cuentan una mentira.
Estas tres convicciones,
altamente extendidas a nivel mundial, no son del todo ciertas. La mejor opción
para detectar las mentiras es centrarse en la estructuración del discurso, en
la entonación de la voz o en los cambios mínimos eminentemente faciales.
En otro artículo: “¿Cómo desenmascarar una mentira?” ya he
referenciado una forma bastante sencilla sustentada en el análisis del discurso
para detectar las mentiras, ahora les comento otros tips básicos para detectar
a un mentiroso:
1. La voz. Cuando las personas mienten cambia
sutilmente el tono de su voz. En ocasiones la voz tiembla de manera apenas
perceptible cuando se van a brindar detalles inciertos. Algunas personas alzan
la voz en un intento de darle mayor credibilidad a lo que dicen mientras que
otros bajan inconscientemente la voz en una suerte de vergüenza por la mentira
que van a contar.
2. Los detalles. Los mentirosos expertos tienden a
brindar muy pocos detalles en el intento de que no se descubran las
incongruencias en su historia. Al contrario, las personas poco acostumbradas a
mentir, brindan demasiados detalles que nos pueden resultar irrelevantes y que
en otras circunstancias no tendrían por qué ser develados. Muestran una memoria
asombrosa para las informaciones absolutamente irrelevantes ya que el mentiroso
tiende a darles una mayor importancia en su intento de reforzar su
credibilidad. Estar atentos a los detalles que se brindan en el discurso es la
forma más segura de detectar una mentira.
3. Las pausas. Normalmente, cuando las personas
mienten, tienden a hacer un uso de pausas excesivo. Se paran continuamente en
su discurso en el intento de reestructurar y repensar la coherencia de una
historia incierta.
4.
Distanciamiento de la historia. Una de las estrategias más comunes
de las personas que mienten es intentar distanciarse del tema. La táctica
utilizada es mover la conversación hacia otros temas diametralmente diferentes.
Este repentino interés suele percibirse como forzado.
5. La mirada. Aunque es un mito la idea de que
la persona que miente tiende a desviar la mirada, lo cierto es que como es una
idea tan extendida en nuestra cultura, los mentirosos tienden a prestar especial
atención hacia dónde dirigen la vista. De esta manera, la persona puede
mantener la mirada durante un tiempo no prudencial. Es normal que durante la
conversación las miradas se crucen y se desvíen continuamente, la persona que
miente suele intentar mantener la mirada por un tiempo más largo de lo
habitual.
No obstante, a pesar de
estos tips, lo más importante, como ya he dicho en otras ocasiones, es
aplicarlos con flexibilidad y saber utilizarlos en las diferentes situaciones.
Absolutamente ninguna información que sea aplicada con rigidez y
fuera de contexto podrá sernos útil.