Sabado 30 De Junio 2012 by Frank Jiménez.
Etiqueta Noticia.
Michael Marin, un millonario de 53 años, estaba siendo
juzgado por incendiar su casa de 3,5 millones de dólares. Al oír el veredicto
del jurado, en Maricopa, Arizona, en EEUU, entró en shock, cerró los ojos y se
metió algo en la boca. Después bebió agua y poco después cayó al suelto en
medio de convulsiones.
Según el video del juzgado, Marin entró en la sala llevando
una botella de agua, se sentó y oyó el veredicto que le declaraba culpable.
Llevó su cara a sus manos, en gesto de desesperación, y se metió algo en la
boca. Después bebió de la botella. El juicio prosiguió. Cinco minutos después,
volvió a repetir el gesto y parece que vuelve a meter algo en su boca.
El vídeo
muestra que traga varias veces. Poco después, vuelve a beber de la botella y se
vuelve a la gente sentada tras de sí. Una mujer le da un pañuelo y Marin
empieza a convulsionar. Entonces su abogado pide ayuda. La ambulancia le
traslada al hospital de Phoenix, donde fue declarado muerto, informa Fox News.
Los tests de
toxicología mostrarán qué tomó y de qué estaba llena la botella de la que
bebió.
Cuando el
juicio contra Marin empezó en mayo, los fiscales señalaron que se enfrentaba a
16 años de prisión si era declarado culpable, según Dailymail.co.uk.
Marin
incendió su mansión de Phoenix en julio de 2009 después de intentar
infructuosamente de venderla en una subasta. El departamento de bomberos
determinó que el fuego fue provocado al encontrar diversos puntos de origen en
la finca de 2000
metros cuadrados .
Marin
confesó a las autoridades que había escapado, tras encender el fuego, subiendo
al segundo piso y bajando con una escalera de cuerda vestido con un traje de
buceo.
Nadie salió
herido en el incendio, pero el delito de incendio premeditado de una estructura
ocupada tiene una pena con el mismo número de años de prisión que el asesinato
en segundo grado en Arizona.
Los fiscales
señalaron que Marin originó el fuego de su casa por desesperación ya que no
podía pagar la hipoteca. Marin, padre de cuatro hijos y abuelo de dos, estudió
en la Universidad
de Yale. Trabajó en Wall Street y disfrutaba coleccionando arte, especialmente
dibujos de Picasso y se ha descrito como un “prudente buscador de emoción” como
escalar el monte Everest y viajar a las selvas del sureste asiático.