Jueves 21 De Junio 2012 by Frank Jiménez.
Etiqueta Noticia.
Por Tony Pérez
En nada ayudará a la solución de los
déficits sociales acumulados durante décadas en Salcedo, el ruido mediático
creado por la oposición política al culpar al senador oficialista Luis René
Canaán Rojas de los desórdenes callejeros que han terminado con un saldo de
tres muertos y al menos una decena de heridos.
La retaliación y el aprovechamiento político de un problema
social urgido de una mirada integral y solidaria, es el mejor aporte al
ocultamiento de las causas que lo originan y, por tanto, al agravamiento de las
condiciones de vida de quienes habitan la capital de la provincia Hermanas
Mirabal.
Hay formas de oponerse más productivas y menos inhumanas que
esa de aprovecharse del derrame de la sangre de gente pobre para escandalizar,
frotarse las manos de emoción y de manera hipócrita simular dolor por la tragedia.
No hay cosa más difícil que defender a un político en
República Dominicana. La mayoría entiende que “el fin justifica los medios”; es
capaz de cualquier tropelía con tal de lograr sus objetivos particulares, y
hasta se ejercita religiosamente en la ingratitud.
Pero en esta ocasión casi aseguro que el senador Canaán
Rojas nada tiene que ver con los asesinados brutales de hace una semana, ni con
el homicidio de un joven el 12 de mayo, ocho días antes de las elecciones
presidenciales, durante un confuso incidente ocurrido en el parque central de
la comunidad.
Eso es pura cháchara política; tiros de salva al aire. Un
monumento a la irresponsabilidad cuando se requiere de inteligencia y cautela
política que permitan circular con éxito por el túnel oscuro de la realidad.
Con tanto lodo salpicado, ahora será más difícil creer en las conclusiones de
la investigación del Ministerio Público, aunque estas sean las más verídicas
del mundo.
Los muertos y los heridos no cayeron del cielo. Alguien
mató; alguien asesinó. Y ese alguien tiene nombre, apellido y, quizás, acta de
nacimiento, cédula, pasaporte. Autoridades y oposición deberían ayudar a su
identificación, sin apasionamientos. Porque esto afecta al oficialismo, pero
también a quienes, conociendo la verdad, la ocultan para beneficiarse como
opositores.
La brutalidad policial y militar una vez más estuvo a la
vista. Pero también el desafío a la autoridad con armas de cualquier calibre,
manipuladas por hombres y mujeres del sitio y por otros llegados como refuerzos
de provincias cercanas. Sean militares, policías o civiles, los autores de los
crímenes deberían responder ante los tribunales.
De algo debería servir, sin embargo, la sangre de gente
empobrecida que ha tintado a junio. De ninguna manera sería para provocar otra
cadena de muertos y heridos y sembrar desesperanza en los comunitarios; tampoco
para agitar las pasiones y mandar a las calles a la gente como “carne de
cañón”.
No se trata de un espectáculo de Juan Luis Guerra. Ni un
juego béisbol donde lance Pedro Martínez. Frente a una realidad tan cruel, el
oportunismo es peor.
Salcedo está rodeado de suburbios paupérrimos como El
Matadero y La Cuarenta ,
por sí mismos violentos debido al desempleo, el hacinamiento, la carencia de
servicios básicos como agua, electricidad, recogida de basura; ausencia de
lugares de entretenimiento y de viviendas dignas… Son zonas muy vulnerables al
consumo y tráfico de drogas. La juventud de allí tiene muchas razones para
delinquir y ninguna para la felicidad.
La oposición política, incluidas las diferentes facciones de
la izquierda, deberían re-enfocarse y coordinar con el Gobierno proyectos de
desarrollo que ataquen aquellos males de fondo, salvo que apuesten a un
descalabro total que se lleve de paro, por siempre, a todos y todas.
El horno que han construido en aquel pueblito cibaeño no
está para miopías ni estrabismos políticos. Menos para sinrazones paridas por
mentes calenturientas.
tonypedernales@yahoo.com.ar