Viernes 27 De Julio 2012 by Frank Jiménez.
Etiqueta Noticia
Dos
empresarios alemanes idearon una manera para que los ciudadanos
pasivo-agresivos puedan desahogar su rabia: marcar un número de teléfono y
dedicarle a la persona que conteste al otro lado una retahíla de insultos a
modo de alivio para el enfado.
En estos tiempos de crisis, en los que la tensión crece en
distintos rincones del mundo, las ideas para reconducir el estrés y la
frustración de forma que no causen daño a terceros se multiplican.
Lugares en los que se pueden romper objetos, páginas de
Facebook u otros sitios de internet en los que depositar las palabras menos
amables de nuestro vocabulario, y ahora, una línea telefónica dedicada a
recibir insultos.
Los expertos consideran poco sana la represión de los
sentimientos negativos. La rabia se puede acumular en nuestro interior hasta
llegar a un punto de no retorno en el que no podamos evitar el estallido de
furia, generalmente ante la persona menos indicada o en el lugar menos
apropiado.
El insulto cumple una primera función que es la de desahogo.
Algunos van más allá y consideran que el insulto es bueno para la salud por
cuanto previene algunos tipos de úlcera, más allá de que el insultado esté
presente o no.
Otras personas insultan para superar la impotencia que les
causa una situación que se les ha ido de las manos. El insulto puede ayudar a
tomar ánimo.
Y finalmente, los insultos más leves pueden servir para
hacer reproches cariñosos a las personas queridas. En estos casos es común el
uso de los diminutivos, que le quitan peso a la palabrota.
“Insultos fuera”
La hotline de
los insultos, que en alemán se llama Schimpf-los (“insultos fuera”), cuenta con
operadores que atienden el teléfono siete días a la semana para escuchar a
individuos frustrados que hacen burla e insultan con el lenguaje más desagradable
que se les pueda ocurrir.
“No juzgamos a las personas que están enfadadas”, explicó
Ralf Schulte, quien fundó esta línea de atención telefónica junto con su socio,
el proveedor de servicios Alexander Brandenburger.
“Es algo que ocurre, es natural. Con nosotros, Ud. puede
desahogar su indignación sin compromisos”, detalló Schulte, de 41 años.
Los creadores del servicio se inspiraron en sus propias
rutinas diarias llenas de estrés
Tal como Schulte lo ve, le está haciendo un favor a la gente
al ofrecer un desahogo para la irritación contenida y acumulada. Además, dice,
ayuda a evitar altercados en el lugar de trabajo o en casa.
“Si Ud. está estresado en el trabajo, se va a a casa y le
echa la bronca a su pareja”, agregó. “Aunque no sea su culpa”.
El servicio cuesta 1,49 euros (US$1,80) por minuto, una
cifra que según Schulte está totalmente justificada.
“Por poder soltar todo lo que tienes dentro, es una ganga”.
Los operadores no se limitan a escuchar los improperios que
expresan los usuarios de este servicio. También deben hacer uso de cierta
imaginación.
Cuando los que llaman no son creativos a la hora de
insultar, o si se traban, los operadores de la línea los provocan con
comentarios como: “Es la tercera vez que he oido lo mismo hoy, ¿es todo lo que
puede decir?”.
Si a partir de ahí comienza una discusión directa entre
cliente y empleado, es algo que quedará entre ellos.
Fuente:
Bbc.co.uk