Martes 18 De Septiembre 2012 by Frank Jiménez.
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Cambio de comportamiento: ya no te trata como antes. Bien es cierto que las relaciones evolucionan y la etapa del «cortejo» no dura toda la vida, pero cualquier cambio drástico sin justificación —una enfermedad, un despido...— en su comportamiento podría significar algo importante, especialmente si era una persona muy cariñosa y atenta contigo.
Tiempo compartido: si cada vez estáis menos tiempo juntos y ya no intentáis coincidir para disfrutar de vuestra compañía es una señal de que os estáis separando poco a poco y que vuestros intereses van por caminos distintos.
Falta de comunicación: en los momentos en que estáis juntos sois incapaces de mantener conversaciones interesantes, más allá de lo que a uno le apetece cenar o de que hay que llevar el coche a revisión. Por la noche, que es cuando más tiempo coinciden las parejas, si él prefiere estar con el oredenador o la televisión, también es una señal de que es el momento, precisamente, de hablar sobre qué está pasando en la relación.
Sin planes: cuando tu marido ya no hace planes conjuntos como antes, es una muestra clara de que ya no siente las mismas ganas de compartir el ocio contigo.
Adiós sonrisas: antes era simpático, se reía con tus ocurrencias y le gustaba gastarte bromas. Sin embargo, ahora nunca os reís juntos y las carcajadas ya no forman parte de vuestra vida.
Relaciones sexuales: tradicionalmente se ha dicho que a la mujer era a la que «le dolía la cabeza» como excusa para no mantener relaciones sexuales. Ahora es él el que padece jaquecas continuas o está demasiado cansado por el estrés del trabajo. En el caso de mantener dicha relación eventual, ya no se muestra tan cariñoso contigo.
Mejor con los amigos: ya no está tanto tiempo en casa. En cuanto recibe una llamada de sus amigos se marcha con ellos al cine, a ver el fútbol...
Cuestión de detalle: no todos los hombres son detallistas, pero si el tuyo era de los que te sorprendían con unas rosas o te invitaba a cenar de vez en cuando a un restaurante romántico y ya no lo hace —sin excusas por estar en crisis porque siempre puede sorprenderte diciéndote lo guapa que estás o llevándote el desayuno a la cama— es una muestra de que ya no le apetece hacer un pequeño esfuerzo por su pareja.