Domingo 07 De Octubre 2012 by Frank Jiménez.
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SANTIAGO. El semanario Camino, vocero escrito del arzobispado de la arquidiócesis de esta ciudad, estimó que la actividad política en el país es utilizada como trampolín para el enriquecimiento al vapor y puso como ejemplo la pensión que por más de 600 mil pesos mensuales se le otorgó al exsuperintendente de Bancos, Haivanjoe Ng Cortiñas.
Destaca que “aquí hay personas con un estilo de vida tan escandaloso, que hiere la dignidad de tantos hombres y mujeres excluidos de sus derechos más elementales”.
Agrega que mientras eso ocurre “tenemos servidores públicos que entregaron sus mejores años al país recibiendo una pensión que no les alcanza para comprar los medicamentos que necesitan para seguir existiendo, tenemos otros que ensanchan sus cuentas bancarias con un dinero no merecido”.
A través del editorial de la edición de este domingo, titulado ”Parece una piñata”, Camino es de opinión que el caso de Ng Cortiñas, actual contralor general de la República, demuestra que vivimos en un país de enormes desigualdades sociales.
Luego de considerar que esa situación no debe continuar, Camino indica que “no es posible que funcionarios públicos, amparados en la legalidad que ellos mismos han creado, sigan exprimiendo el erario a costa de la miseria de muchos”.
A su juicio, si de verdad se quiere alcanzar el desarrollo nacional, hay que erradicar toda práctica de dispendio y francachela en el Estado y que sólo así el pueblo entenderá y asumirá la austeridad que se le pide.
Camino sugiere que el caso de la pensión de Ng Cortiñas sirva para que las máximas autoridades públicas del país estén atentas al accionar de los funcionarios, en el entendido de que son los primeros que deben predicar con el ejemplo.
El semanario Camino aprovechó la oportunidad para sugerir que se ventilen otros casos de pensiones no justificadas, del pasado y del presente “ya que las mismas no están acordes con la realidad de carencias y privaciones que vive nuestro pueblo”.
“Los fondos públicos no son una piñata para repartirla entre los más vivos y la nación necesita administradores honestos, pulcros y con vocación de servicio”, concluye.
