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En internet abundan videos sobre tiburones, ya sea sobre su comportamiento, la forma en la que cazan a sus presas y/o de gente buceando con ellos. De este último grupo, destacan unos que decidieron hacer una moda poner en riesgo la vida. Abrazar tiburones, o en el ¿mejor? de los casos, agarrar a los tiburones de su aleta dorsal y montarlos.
Gracias a las películas y televisión, muchos crecimos con la falsa creencia de que los tiburones se la pasan en las aguas buscando presas humanas a las cuáles atacar para ocasionar histeria y caos en las playas. Con el tiempo, varios estudios y expertos han intentado negar esta creencia afirmando que los tiburones no son tan violentos como se piensa, que sólo son algunas especies las que acometen contra los humanos y que se requieren ciertos elementos para que se concrete el ataque.
Al querer desmitificar la imagen feroz y terrible de un tiburón varios conservacionistas mostraron en videos lo fácil que era montar tiburones y cómo estos animales marinos no atacaban. Ocean Ramsey, Kimi Werner y Lesley Rochat fueron tres de las precursoras que aparecen sostenidas de las aletas dorsales de enormes tiburones blanco y sin sufrir daño alguno, en diversas imágenes subidas a internet.
Sin embargo, lo que nació con la idea de transmitir el mensaje de que los tiburones no son asesinos terminó en moda. De nada sirve que ellas y otros expertos repitan una y otra vez que este tipo de convivencias sólo pueden realizarlas quienes tienen años de experiencia en el trato con tiburones y logran transmitir tranquilidad cuando se encuentran cerca de ellos, cosa que las personas comunes no logran, haciendo de esto una actividad riesgosa.Y es que las personas poco a poco comienzan a tenerle menos miedo a los tiburones, pero nuevamente caen en una apreciación errónea, pues ahora los ven como mascotas o como objetos de diversión. Ya sea por el alcohol, porque quieren sentirse los muy intrépidos o sólo por cotorrear, el ¿juego? de abrazar y montar tiburones cada vez se vuelve más popular, y esto se comprueba con la proliferación de este tipo de material en plataformas como YouTube. (LaPatilla)
