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Fueron horas de máxima tensión en la cafetería Lindt de Sidney, donde desafortunadamente la irrupción del falso clérigo Man Haron Monis acabó con la muerte de dos de los diecisiete rehenes que mantenía cautivos dentro del establecimiento hasta la actuación policial. Dos vidas que se apagan tras el despreciable acto de un secuestrador y que esconden “dos héroes que se sacrificaron para que otros pudieran vivir”. Son palabras del arzobispo que ha oficiado el funeral que despedía a Katrina Dawson y Toi Johnson.
Katrina Dawson, de 38 años y madre de tres hijos, murió durante el fuego cruzado que mantuvieron los agentes de policía y Man Haron minutos antes de dar por concluido el secuestro. Sin embargo, el proyectil que le alcanzó no iba dirigido a ella, sino a Julie Taylor, una mujer embarazada.
Katrina y Julie eran grandes amigas y al iniciarse el tiroteo se abalanzó sobre ella para cubrirla. De esta forma, esta heroína salvaba la vida de su amiga y del bebé que se gesta en su interior. FUENTE