2015 by Corozallive.com
La opinión pública dominicana está persuadida de que el señor Leonel Fernández persigue obtener la postulación presidencial por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y que, en aras de tal propósito y en virtud del control que se le atribuye ejercer sobre los legisladores no autorizará que estos conozcan ni aprueben una enmienda a la Constitución que permita la repostulación consecutiva del Sr. Danilo Medina para el periodo 2016-2020.
Lógicamente, concluyen muchos, si el Congreso no pasa la enmienda, que ni siquiera se ha sometido formalmente, Danilo Medina no puede postularse. Es mas, cualquier actividad proselitista al respecto es ilegal porque implica promover la violación de la ley electoral, tal y como esta existe hoy. No pueden avanzar políticamente los reeleccionistas sin la remoción de este obstáculo. Es parte del cálculo leonelista en la ecuación de poder que los anima.
Para poner presión en vía contraria, los danilistas han lanzado una especie de campaña que sustenta el reeleccionismo en la popularidad del señor Danilo Medina, le atribuye simpatías y buena acogida en la población y enarbola la propuesta de que, por encima de las consideraciones legales, “si el pueblo quiere a Danilo otros cuatro años, es un acto democrático y de empoderamiento que se lo concedan”.
Está claro ante la misma opinión pública que los danilistas han estado en guerra soterrada y sorda pero ácida e irreconciliable con los leonelistas.
El hecho de que los peledeístas no ventilen sus trapos sucios en la acera no desmiente un ápice la gravedad de las contradicciones entre una tendencia y la otra. Para Danilo y la parte del PLD que le sigue el regreso de Leonel Fernández no es bienvenido por muchas razones ya exploradas tanto en mi libro “ENIGMA” como en numerosos artículos publicados en este mismo medio. Los danilistas no pueden impedir legalmente que Leonel sea postulado mientras que los leonelistas tienen en sus manos el poder legal de impedir la reelección de Danilo. Esta es una asimetría importante.
Los danilistas, legalmente, no pueden impedirle a Leonel que se postule pero están recibiendo una ayuda importante de la embajada de los Estados Unidos que tampoco quiere el regreso de Leonel y continúa alimentando el proceso contra Félix Bautista muy a sabiendas, todos, de que cualquier cosa que suceda con Bautista arrastra a Leonel.
Eso tampoco quiere decir que los americanos puedan impedirlo ni que en algún momento puedan modificar su posición. Mientras tanto, han surgido voces que, apoyadas por encuestas, hablan de la baja popularidad de Leonel, predicen una derrota segura del PLD si él fuera postulado y en general alimentan un clima que lo presenta como una candidatura, objetable, peligrosa y perdedora.
El interés de Leonel en volver no es explicable solamente por ambiciones personales desenfrenadas, un ataque violento de egolatría. Leonel se sabe amenazado y perseguido. Necesita un nuevo mandato que le dé vigencia, que pueda reforzar su blindaje y que, desde el poder, le permita borrar huellas, barrer expedientes incriminatorios y sobre todo, renovar compromisos y complicidades con su base social. Cuatro años más fuera del poder y la sociedad política se olvidaría de Leonel; la misma gente que el ha comprado pasaría por igual, y hasta a menor precio, al servicio de otras banderías.
Entre Leonel, en la esquina derecha del ring y Danilo en la esquina izquierda está todo un cuadrilátero donde existe, engorda y conspira una maquinaria formidable que se llama PLD y mas apropiadamente, peledeísmo. PLD, es naturalmente la entidad jurídica, nombre, franquicia, comité político etc. mientras que peledeísmo es una cultura política excluyente, una conducta indecorosa en el manejo de la cosa pública y una actitud que reivindica su derecho al saqueo.
Los peledeístas, a diferencia de una generalizada creencia, no son en realidad danilistas ni leonelistas, sino y por encima de todas las cosas, peledeístas, gente que tiene claro que su interés primordial es mantenerse arriba, en el poder, administrando, gobernando y usufructuando por tanto tiempo como sea posible. Si es Leonel quien, a juicio de ellos asegura ese fin, con Leonel se van, pero igualmente, si los números le dicen a ellos que ganan con Margarita o con un enemigo de Leonel o de Danilo con ese se van. Los peledeístas son, en este sentido, una fuerza coherente y definida.
Los jefes de facciones quedan supeditados al interés de la tribu no por desprendimiento sino por la conciencia que tiene la tribu del interés propio.
Solamente serán escogidos y nominados aquellos que esa misma tribu concluya que puede ganar con y para ellos.
Por lo tanto, ninguno es dueño de nada aunque ambos tienen oportunidades y recursos. Leonel, a quien se le atribuye la propiedad pre-pagada del PLD, del Congreso y de las llamadas altas cortes en realidad no es dueño de nada mas que circunstancialmente y hasta que otra fuerza poderosa u otro postor apueste. Tampoco Danilo es dueño del gobierno que preside porque los compromisos que contrajo para que lo dejaran pasar lo ataron de pies y manos y quiérase o no, también lo comprometieron.
Los peledeístas no se van a dividir ni se van a ir a otro lado. Abandonarían a Leonel si llegan a convencerse de que ganan con Danilo y tampoco sorprendería que si escogieran a Leonel se empeñen a fondo en instrumentar el fraude electoral incluso en el caso de que Danilo, desde el gobierno no lo respaldara. No estoy sugiriendo que, en el escenario de esa confrontación las destrezas de Danilo o las de Leonel sean irrelevantes, por el contrario, benefician o perjudican enormemente la causa de cada cual. Lo que quiero dejar meridianamente claro, es que, para los peledeístas, para esa maquinaria rentista, la decisión final no depende de los jefes de tendencia sino del interés supremo del conglomerado de mantenerse en el poder.
Por: Melvin Mañón