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Las constantes conversaciones sobre el devenir del turismo en Puerto Plata, motivan a pensar la importancia que guarda para la zona, el municipio de Sosúa, que a la fecha es conocido como uno de los mayores paraísos costeros de la zona norte, de mi bella Puerto Plata.
Si bien es cierto que las apacibles aguas del océano atlántico combinadas con la brillantez del sol, representan un punto de encuentro para decenas de turistas que visitan nuestras playas en diferentes épocas del año, Sosúa, es más que simple sol y playa, su estructuración es más profunda, difícil de entender por muchos, criticada por otros pero sin dudas, es una Simbiosis turística.
Es una asociación, una interacción biológica entre individuos, que buscan un fin común, disfrutar a plenitud de forma sostenible el polo turístico por excelencia de la región y el 2do municipio de mayor cantidad de habitantes de la Provincia de Puerto Plata.
Un pueblo de una riqueza multicultural incuantificable, que data del siglo pasado, cuando la comunidad judía se ve en la necesidad de salir de sus tierras por causa del antisemitismo Nazi (hostilidad frente a los judíos), el cual provoco alrededor de 6,000,000 víctimas en la Alemania Nazi.
Acogidos bajo la protección absoluta del Generalísimo, la comunidad judía inicia su asentamiento con la fe puesta en estas tierras; sus esfuerzos y trabajo se vio protegido por el manto de Dios y aun cuando dicha comunidad se ha dispersado en todo el país y en otras naciones, sus raíces y su corazón se forjaron en la bella zona costera de Sosúa.
Ya para los años 70’s con el auge del turismo en la zona, producto del aeropuerto General Gregorio Luperón, esta riqueza multicultural se expandió exponencialmente, diversas nacionalidades, casi 40, diversas costumbres, diferentes razas, conviven hoy en el municipio de la gracia de Dios, Sosúa.
La otra historia
Como esto no es un cuento de hadas, existe otra historia, no tan sombría como algunos la quieren hacer, ni tan perfecta como los dolientes (que somos muchos) podríamos decir. Desde el ala radical de la Procuraduría General de Republica se critica quizás con mucha crudeza la gran tasa de prostitución que se da en el municipio de sosúa, critica tal que no es tan punzante en otros lugares como Boca Chica, Santiago, el este, en todas sus dimensiones, etc… Mientras que un ala más liberal de la zona de Sosúa, plantea la posibilidad de una “zona de tolerancia”, en el entendido de que este negocio, el trabajo más viejo del mundo, es una realidad que, lamentablemente, ningún país ha logrado eliminar.
Debo decir que no soy ni radical ni liberal con respeto a este tema en específico, pero pienso que el extremismo hace daño, si bien es cierto que el turismo de familia es el de mayor influencia en la oferta turística local, también es cierto que con control y en una zona específica, preservando el ambiente citadino, los restaurantes y las playas, este podría convivir con el desarrollo del municipio como ocurre en España, Amsterdan, entre otros…
Pero de allí a decir que el problema del desarrollo turístico de Sosúa radica en la múltiple oferta del turismo sexual, es caer en la ignorancia en su más grande expresión.
Cabarete y Sosúa han sido el soporte económico de la provincia, ya que llegados los fines de semana este municipio incrementa su cantidad de visitantes sustancialmente por conjugar la simbiosis turística más completa de todo el país. Pero a pesar de esto todavía a la fecha, Sosúa no cuenta con un hospital. Sí, el segundo municipio de la provincia y el más visitado los fines de semana por personas de todo el país y el mundo no cuenta con un centro de atención gratuita del estado.
Entonces nos preguntamos:
¿Qué es más grave? Que Sosúa, tenga zonas de tolerancia para turismo sexual o que no tenga Hospital?
¿Qué visitantes de distintas partes del país sigan muriendo en la carretera Sabaneta – Sosua por la falta de iluminación en algunas partes del trayecto y los excesos de velocidad?
¿Qué la capacidad de respuesta de los organismos de socorro sea rápida, pero no exista centro de atención y al instante se pierda en la incertidumbre del lugar donde será transportado?
No pretendo escandalizarlos con este escrito, pero debemos volver al enfoque, la interacción biológica de Sosúa, única en el país, con un turismo: histórico, religioso, cultural, de aventura, sol y playa, de deportes acuáticos, entre otros. Necesita de políticas públicas con el consenso de todos sus actores para influir de forma puntual en los agentes que pueden resultar disociadores de esta Simbiosis turística excepcional.
De modo pues que es un anhelo generalizado poder llegar al ocaso de las dificultades que impiden el buen desarrollo de este hermoso municipio, por suerte los nazis ya no existen y no hay peligros de un nuevo holocausto y podemos sentarnos en la mesa de la negociación a fin de encontrar la solución más viable para Sosúa y Puerto Plata.