La salud mental de los hijos y el corazón de los padres.

Domingo 6  De Mayo 2012 by Frank Jiménez.     
Etiqueta.Familia.


Por GENARINA FERNANDEZ
Educar a los hijos es la tarea más importante. Estos no vienen con un manual para saber cómo educarlos. Tarde descubrimos que todo está en Las Escrituras (22:6: Instruye al niño en su camino, y cuando fuere viejo no se apartará de él).
Los padres solemos repetir el patrón de conducta que nos enseñan. A veces para bien, y sin quererlo, a veces para mal. Los hijos o lo repiten a su vez, también, sin querer; o lo sustituyen por otro mejor, que es lo ideal.
Los que consideran que los padres son responsables de todos sus defectos, deben pensar lo siguiente: Si tú los heredas de los tuyos y ellos de los suyos ¿A quién culpar? Dos hijos criados en el mismo ambiente y con la misma disciplina suelen ser diferentes. Pocos asumen que cada quien tiene su propio carácter o personalidad y por ende son dueños de de sus actos y del modo de conducirse independientemente de sus genes.
Un buen padre nunca tiene malas intenciones para con sus Hijos, excepto las excepciones. A veces tanto el padre como el hijo, por amarse, quieren ser aliados, y no saben cómo. Eluno se lo dificulta al otro y ninguno se da cuenta. La Biblia habla también de que el castigo y la pela son correctos antes que el hijo haga cosas de las que luego se arrepienta porque le ocasionarán un mal. La mayoría de los padres de tiempos atrás recurrían a pegarles aún por asuntos insignificantes, tal vez amparados en ello. Uno de los proverbios más famosos considera el correctivo una forma de amor, porque los padres que no disciplinan a sus hijos corren el peligro de arruinarlos. Este reza: “El que detiene el castigo a su hijo aborrece’’.
Este Manual habla mucho de la crianza de los niños, y enfatiza la instrucción verbal. Enfoca las palabras de un padre a su hijo, enseñándole algunos hechos de la vida. Y una y otra vez ruega: “Oye hijo mío”. La conversación debe ser cálida porque “Los padres y los hijos no deben ser adversarios, sinoaliados y deben enorgullecérsenos de otros”.Así com“Mejor es un bocado en paz que casa de contienda llena de provisiones”.
Si los hombres somos imperfectos, la familia no puede ser perfecta. Por lo general, hay hijos rebeldes, o padres poco tolerantes. ¿Quién debe dar el primer paso? Supongo que el adulto. Pero, en algunas ocasiones a estosles resulta difícil, si hay predisposición entre las partes. Si cuando lo hace recibe un rechazo, continúa tratándole igual y el hijo responde de la misma forma. ¿Cómo terminar con esto?
El hijo no debe faltarle el respeto al padre, pero no quiere decir que el padre se lo debe faltar al hijo. Sin embargo, aquí, es el menor el que debe tener mayor cuidado y solicitar el perdón cuando lo ocasiona. “Hijos, obedeced a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. Y vosotros padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. Otros proverbios relacionados con el tema son: “El necio menosprecia el consejo de su padres, más el que guarda la corrección vendrá a ser prudente”. Y “La blanda respuesta quita la ira más la palabra áspera hace subir el furor” ó “El hombre iracundo promueve contiendas; más el que tarda e airearse apacigua la rencilla”.
En fin, que en los conflictos hay que recurrir a Dios, por su sabiduría, a la cualpodemos llegar a través de Su Palabra.
En el presente no se utiliza la pela, sino el castigo. Hubo padres que las repitieron aún cuando no se correspondían con los hechos de sus pequeños hijos. Pero entendían que lo hacían de modo correcto. Hoy día al exceso se le considera violencia física. Al igual que no hablar de modo apaciguado sino iracundo, se le considera violencia verbal. En verdad es así, para los que sobrepasan el límite. Padres que en un momento de furor caen en este error aunque luego se arrepientan. Otros que tienen que tratarlo conterapias y los que no pueden contenerse. En este último caso y con toda razón, los hijos no le respetarán.
“El odio despierta rencilla pero el amor cubrirá todas las faltas”. Un hijo podría pensar que su progenitor es difícil, pero no que lo odia. Y si lo irrespeta por ello, su corazón puede sangrar. Basta que el padre vea una foto de su bebé para preguntarse ¿es este el que hoy tan duro me juzga?
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