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Por GENARINA FERNANDEZ
Educar a los hijos es la tarea más
importante. Estos no vienen con un manual para saber cómo educarlos. Tarde
descubrimos que todo está en Las Escrituras (22:6: Instruye al niño en su
camino, y cuando fuere viejo no se apartará de él).
Los padres
solemos repetir el patrón de conducta que nos enseñan. A veces para bien, y sin
quererlo, a veces para mal. Los hijos o lo repiten a su vez, también, sin
querer; o lo sustituyen por otro mejor, que es lo ideal.
Los que
consideran que los padres son responsables de todos sus defectos, deben pensar
lo siguiente: Si tú los heredas de los tuyos y ellos de los suyos ¿A quién
culpar? Dos hijos criados en el mismo ambiente y con la misma disciplina suelen
ser diferentes. Pocos asumen que cada quien tiene su propio carácter o
personalidad y por ende son dueños de de sus actos y del modo de conducirse
independientemente de sus genes.
Un buen
padre nunca tiene malas intenciones para con sus Hijos, excepto las
excepciones. A veces tanto el padre como el hijo, por amarse, quieren ser
aliados, y no saben cómo. Eluno se lo dificulta al otro y ninguno se da cuenta.
La Biblia
habla también de que el castigo y la pela son correctos antes que el hijo haga
cosas de las que luego se arrepienta porque le ocasionarán un mal. La mayoría
de los padres de tiempos atrás recurrían a pegarles aún por asuntos
insignificantes, tal vez amparados en ello. Uno de los proverbios más famosos
considera el correctivo una forma de amor, porque los padres que no disciplinan
a sus hijos corren el peligro de arruinarlos. Este reza: “El que detiene el
castigo a su hijo aborrece’’.
Este Manual
habla mucho de la crianza de los niños, y enfatiza la instrucción verbal.
Enfoca las palabras de un padre a su hijo, enseñándole algunos hechos de la
vida. Y una y otra vez ruega: “Oye hijo mío”. La conversación debe ser cálida
porque “Los padres y los hijos no deben ser adversarios, sinoaliados y deben enorgullecérsenos
de otros”.Así com“Mejor es un bocado en paz que casa de contienda llena de
provisiones”.
Si los
hombres somos imperfectos, la familia no puede ser perfecta. Por lo general,
hay hijos rebeldes, o padres poco tolerantes. ¿Quién debe dar el primer paso?
Supongo que el adulto. Pero, en algunas ocasiones a estosles resulta difícil,
si hay predisposición entre las partes. Si cuando lo hace recibe un rechazo,
continúa tratándole igual y el hijo responde de la misma forma. ¿Cómo terminar
con esto?
El hijo no
debe faltarle el respeto al padre, pero no quiere decir que el padre se lo debe
faltar al hijo. Sin embargo, aquí, es el menor el que debe tener mayor cuidado
y solicitar el perdón cuando lo ocasiona. “Hijos, obedeced a vuestros padres,
porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer
mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la
tierra. Y vosotros padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos
en disciplina y amonestación del Señor”. Otros proverbios relacionados con el
tema son: “El necio menosprecia el consejo de su padres, más el que guarda la corrección
vendrá a ser prudente”. Y “La blanda respuesta quita la ira más la palabra
áspera hace subir el furor” ó “El hombre iracundo promueve contiendas; más el
que tarda e airearse apacigua la rencilla”.
En fin, que
en los conflictos hay que recurrir a Dios, por su sabiduría, a la cualpodemos
llegar a través de Su Palabra.
En el
presente no se utiliza la pela, sino el castigo. Hubo padres que las repitieron
aún cuando no se correspondían con los hechos de sus pequeños hijos. Pero
entendían que lo hacían de modo correcto. Hoy día al exceso se le considera
violencia física. Al igual que no hablar de modo apaciguado sino iracundo, se
le considera violencia verbal. En verdad es así, para los que sobrepasan el
límite. Padres que en un momento de furor caen en este error aunque luego se
arrepientan. Otros que tienen que tratarlo conterapias y los que no pueden
contenerse. En este último caso y con toda razón, los hijos no le respetarán.
“El odio
despierta rencilla pero el amor cubrirá todas las faltas”. Un hijo podría
pensar que su progenitor es difícil, pero no que lo odia. Y si lo irrespeta por
ello, su corazón puede sangrar. Basta que el padre vea una foto de su bebé para
preguntarse ¿es este el que hoy tan duro me juzga?