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1. Buenas compañías.
Encontrate con esas personas y amigos que admiran tus logros, quienes te
devuelven una mirada aprobadora y aquellas que son capaces de mimarte.
2. Discerní. En algunos dominios de nuestra vida
funcionamos mejor que en otros. Separá los tantos y date cuenta de cuáles son
las áreas de la vida en que te manejas mejor y en cuáles venís rezagada:
trabajo, pareja, familia, espiritualidad, amistad, profesión (que no es
sinónimo de trabajo), relaciones sociales. Podés asignar un puntaje de 1 a 5 y comparar.3. Admití no saber. Dejá de buscar la perfección. Animate a decir “no sé” cuando así es.
4. Experimentá el amor maternal. Tratate a vos misma, como si fueses esa persona a la que tanto querés y valorás. Cuidate como si fueras una niña chiquita necesitada de mimos, elogios, amor y reiterados “¡Muy bien!”.
5. Descubrí tus potencialidades. Imagínate a vos misma como un caleidoscopio que, al girar, muestra nuevos mosaicos de luces y brillos. ¿Qué cualidad poseés que todavía no pusiste en juego en tu vida? Desarróllalas.
6. Presta atención a las señales de alarma. ¿Qué disparadores te bajan la autoestima? Una crítica, un insulto, un llamado que no llega, una persona que no te elige. Hacé una lista, y cuando ocurran, simplemente respirá profundo y dejalos pasar. No los resistas, no los combatas, pero tampoco los amplifiques.
7. Date lo que necesitas. ¿Qué estímulos sencillos y de bajo costo elevan tu autoestima? Una clase de baile, una salida con tus amigas, una tarde sola, un baño calentito, una comida especial. No postergues hacer lo que te hace bien.
8. Tené un botiquín de emergencia emocional. Rápidamente cuando detectás que tu autoestima está en su punto de descenso, echá mano de alguna de estas técnicas: ponete en movimiento: escuchá esa canción que te levanta el ánimo; movete a su ritmo; respirá durante tres minutos con inhalaciones cortas por la nariz y exhalaciones cortas por la boca; hacé ejercicios físicos cortos con un inicio y un final claro y preciso, una serie de abdominales, flexiones de rodillas con la planta de los pies completamente apoyadas en el piso.
9. Disfruta. Cuando tenés que enfrentar una situación estresante, por ejemplo, un diálogo con alguien difícil y que siempre lleva las de ganar, en lugar de padecerla, disfrútala. Encarala como un desafío. Esta vez, en lugar de aparecerte con el rabo entre las patas con actitud perdedora, prepará todos tus sentidos para tramitar airosamente la cuestión. Un par de horas antes de la situación que te asusta, hacé algo que te salga muy bien o que disfrutes mucho: cocinar, bailar, pintar, lookearte. Que la sensación de disfrute se traslade a tu cuerpo y transforme ese malestar anticipatorio en una emoción placentera.
10. Inspírate. Con recursos de crecimiento personal en distintos formatos:
Libros: Mujeres que corren con lobos , Clarissa Pinkola Estess
El niño feliz, Dorothy Corkille Briggs
Vivir en la luz, Shakti Gawain
Películas: Legalmente rubia, con Reese Whiterspoon
Comer, Rezar, Amar , con Julia Roberts.