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Se viene el Día de la
Madre y con él la búsqueda del regalo perfecto para ella. Es
por eso que nosotros quisimos mostrarte cómo viven los distintos tipos de
madre, el estrés al que están expuestos y en base a eso, cómo la puedes ayudar
y regalonear.
Así como las mujeres son todas distintas, siendo madres
pueden vivir experiencias similares, pero según la etapa de cada una, la carga
de trabajo y estrés, también es diferente.
Acá te
mostramos los distintos tipos de madres que existen y el nivel de estrés que
pueden llegar a tener, aquellas que trabajan, las madres solteras, las dueñas
de casa.
Madres trabajadoras: Está comprobado científicamente que
las mujeres trabajadoras y con hijos tienen más estrés que un hombre o una
mujer sin hijos. Si el trabajo es fuera de casa, el estrés será aún mayor.
Las mujeres
que trabajan afuera tienen que seguir trabajando cuando llegan a casa, ya que
tienen que ocuparse de los hijos, el marido, cocinar, limpiar y otras tareas de
la casa, lo cual provoca un gran estrés y además deja a la madre totalmente
agotada.
Las mujeres
que trabajan desde su propia casa también tienen mucho estrés, ya que
constantemente tienen que atender las demandas de sus hijos y se sienten
frustradas al no poder realizar las tareas relacionadas con su trabajo. Acaban
haciendo mil cosas a la vez, pero les cuesta mucho trabajo completar una de las
tareas.
El estrés en
madres trabajadoras dura las 24 horas del día y suele traer trastornos como
dolores de cabeza, bajada en las defensas del sistema inmunológico, problemas
gastrointestinales, un mayor riesgo de sufrir dolencias del corazón, ansiedad,
depresión, fatiga, insomnio e irritabilidad.
Dueñas de casa: Las madres dueñas de casa, son unas
de las personas más ocupadas en este planeta. De trabajar fuera entre nueve y
cinco horas diarias, pasar a realizar la ingrata labor de ir a buscar a los
hijos a la escuela, asistir a partidos de fútbol, oficiar de acompañante en una
fiesta para niñas, cocinar, limpiar la casa, atender al marido cuando llega por
las noches, bañar a los hijos, preocuparse de que coman, ayudarlos con las
taras, etc. Pareciera que una madre nunca puede pisar el freno. Súmale todo
esto a que durante el día solo sociabilizan con sus hijos, no ven a nadie más y
pasan la mayor parte de sus vidas en su casa, el nivel de estrés puede llegar a
ser alarmantes.
Madres solteras: Existen estudios internacionales que
hablan de la exigencia a la que son sometidas las madres solteras, que están
presionadas por ser buena madre, perfecta trabajadora, que sus hijos sean los
mejores, que no haya fracaso escolar, etcétera. La presión social genera en las
mujeres un sentimiento de culpa por no poder afrontar tu vida diaria, por no
llegar a todo, y pueden entrar en una rueda de la que es muy difícil de salir.
Con este paso casi frenético, el resultado natural -y obvio- es un incremento
en los niveles de estrés.
Madres primerizas: Si eres madre por primera vez y
estás disfrutando del milagro de ser mamá te garantizamos que habrá muchos más
momentos emocionantes pero también tendrás ratos llenos de dudas e
incertidumbres sobre qué hacer. Lo mejor es sentirte confiada y segura en cada
tarea que emprendas. Las madres primerizas están sometidas al gran estrés que
implica un cambio total de vida, pocas horas de sueño y cansancio extremo. Todo
sumado a que algunas sufren de depresión posparto, lo que aumenta más el estrés
en ellas.